18/09/23

LAS MEDIDAS DEL CASTILLO DE MARBELLA

 

Este artículo está basado en el publicado en
la revista Cilniana 30/31, 2021-2022: 59-80
"Las Medidas del Castillo"
Daniel Moreno Fernández
Marbellí

RESUMEN

 En este artículo vamos a analizar las medidas del castillo de Marbella. Nos vamos a centrar en intentar dar forma a la fortaleza antigua, para después de tomadas sus medidas y ángulos, ver qué conclusiones podemos obtener de ellas. Realizaremos conversiones de estas longitudes, a las unidades de medida antiguas más conocidas, y analizaremos estadísticamente los resultados de estas divisiones, dando por más probables las más cercanas y, por lo tanto, menos probables las más distantes. Así mismo, hemos realizado la medición, usando fotogrametrías, de aproximadamente 550 sillares situados en la base de las estructuras meridionales del castillo y analizaremos los resultados.

PALABRAS CLAVE

Castillo, Marbella, fortaleza antigua, púnico, romano, bizantino, medidas, ángulos, conversiones, unidades de medida, sillares.

ABSTRACT

 In this article we are going to analyze the measurements of the Marbella castle. We are going to focus on trying to shape the ancient fortress, and after taking its measurements and angles, see what conclusions we can obtain from them. We will make conversions of these lengths, to the best known old units of measurement, and we will statistically analyze the results of these divisions, giving the closest ones as more likely and therefore the most distant ones as less likely. Likewise, we have made the measurement of approximately 550 ashlars located at the base of the southern structures of the castle and we will analyze the results.

KEY WORDS

 Castle, Marbella, ancient fortress, punic, roman, byzantine, measurements, angles, conversions, units of measure, ashlars.




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INDICE

INTRODUCCION

1.- MORFOLOGÍA DE LA FORTALEZA ANTIGUA

2.- LAS MEDIDAS
  2.1.- Obtención de medidas
  2.2.- Longitudes
  2.3.- Conversiones
  2.4.- Superficies
  2.5.- Ángulos

3.- LAS MEDIDAS DE LOS SILLARES
  3.1.- Torre Blanca y muralla en la plaza de la Iglesia
  3.2.- Muralla frente al colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra
  3.3.- Cálculo aproximado de sillares utilizados en la construcción de la fortaleza antigua

4.- CONCLUSIONES

5.- BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

 Pudiera parecer un ejercicio de poca relevancia, pero las medidas de edificios de esta factura o de cualquier otra construcción antigua, incluso de menor envergadura, son factores necesarios para su estudio, y hasta ahora no había sido abordado. El uso de unidades de medida, más o menos estandarizadas desde la antigüedad, nos permite analizar comparativamente estas con las medidas de edificios existentes, con la finalidad clara de descubrir cuál fue la longitud base, la plantilla longitudinal usada para el replanteo de un edificio o para darle un tamaño a los sillares de cantera. La coincidencia numérica por sí misma, o solo por ella, no debe ser válida en la datación original de una estructura. Pero sí sirve, apoyadas en otras, que pueden ir, desde la estratificación arqueológica, hasta la comparativa de las cualidades técnicas usadas, para acotar una fecha constructiva o reafirmarla.

 El perímetro actual (fig.1), se encuentra muy afectado por reformas, añadidos y restauraciones. Sería un trabajo inmenso, totalmente fuera de la capacidad de este articulo y de quien lo escribe, distinguir y analizar todas las etapas constructivas del castillo con sus ángulos y medidas. Por lo que vamos a centrarnos, en primer lugar, en el estudio morfológico de la fortaleza antigua. Para ello, vamos a usar la fábrica de sillares situada en la base, que sabemos le dio la forma original. Es una secuencia muy característica, visible en tres de sus cuatro lados[1], sur, este y norte. Y la característica que la hace peculiar, es la intercalación entre varias hiladas a soga y tizón de una hilera de sillares de poca altura o acostados. Descrita así pudiera parecer poco especial, pero la unión de una, dos, a veces tres hileras a soga y tizón, con una de menor altura, tiene una procedencia helenística[2], siendo en concreto visible en murallas del sur y oeste de Turquía, y hasta ahora[3] desconocemos su existencia en la península salvo en el castillo marbellí. La tendencia o impulso helenístico es bien conocido en los periodos púnico, romano y bizantino, y sin embargo no hemos podido encontrar ninguna muestra de esta secuencia de sillares en las construcciones de los dos primeros. En las que sí es posible verla, de forma general más tosca, y usando normalmente material reutilizado, aunque existen algunos buenos ejemplos, es en murallas bizantinas del norte de África, relacionadas todas con el intento expansionista de Justiniano. Pero no solo no vamos a descartar ninguno de estos periodos por la no existencia de referentes, sino que vamos a tener en cuenta que la construcción de esta base del castillo pudo también haber sido realizada durante la etapa musulmana, y usaremos y compararemos las unidades de medida andalusíes en las conversiones.

 Es en ese segmento temporal en el que nos vamos a mover, una vez que tengamos definida la forma de lo que pudo ser la fortaleza antigua, la primigenia. Para ello, debemos concretar primero, las partes del perímetro en las que se ha podido comprobar que existe, o existió, la secuencia de sillares, permítanme la licencia de llamarla helenística.


(Fig.1).- Perímetro actual del castillo de Marbella insertado en el callejero. A la izquierda, la línea roja representa el trazado antiguo del lateral occidental que proponemos en este artículo. 


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[1] La parte oeste, salvo el acceso de calle Carmen, se encuentra oculta por edificios adosados a su muralla, que hacen imposible ver su base.
[2] Más información sobre esta secuencia de sillares helenística la pueden encontrar en la revista Cilniana, n.º 26/27, 2014-2017. En el artículo «Reflexiones sobre el origen de Marbella y el especial aparejo de su castillo», pp. 41-80,
[3] Comenzamos a buscar referentes a esta peculiar fábrica de sillares sobre 2015, sin haber encontrado resultados positivos en todo estos años. Pero en los días de la corrección y edición de este articulo, hemos conocido de una construcción que si puede haber sido realizada con la misma secuencia de sillares. Hablamos del Molino de la Albolafia, junto al llamado puente Romano de Córdoba. En concreto del muro que soporta la conducción de agua tras haber sido elevada. Siendo al parecer el más antiguo de los tres molinos existentes, es citado en escritos de finales del siglo VIII, por lo que es posible su construcción en épocas tardorromana o más posiblemente, y como nos ocupa en este caso bizantina. Pero tanto la adscripción de ese muro al mismo origen constructivo del castillo marbellí, como su posible coincidencia con el molino existente según las fuentes, junto o en la misma torre del Cubo, al norte del castillo, requiere de un estudio aparte del presente. 
También en Córdoba, en la base de la cara interior de la portada del palacio de los Páez de Castillejos. En los documentos de la construcción de la portada no se menciona en ningún momento que utilicen o aprovechen algún resto de muro antiguo, por lo que parece que fue una construcción del siglo XVI.
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1.- MORFOLOGÍA DE LA FORTALEZA ANTIGUA

 Encontramos estos sillares en (fig.2): la torre Blanca, situada al suroeste del castillo, existe en todas sus caras vistas; en el zócalo de la muralla en la plaza de la iglesia; no es visible la secuencia de sillares en la torre de la Pólvora, la central de las estructuras situadas al sur y como veremos, no coincide, aunque se aproxima, con las medidas de la torre Blanca, y tampoco su situación es exactamente en el centro de las estructuras al sur, por todo esto, aunque la tendremos en cuenta, será con reservas; el siguiente tramo de muralla, el situado frente al colegio Bocanegra, está formado solo por hiladas a soga y tizón y no contiene hiladas de menor altura (acostados) intercaladas, pero, como creemos que esta característica hilada pudo ser usada a modo de nivelación, cuando el terreno contiene desnivel, y este tramo no tiene desnivel alguno, pudo pertenecer, como veremos, al mismo arranque constructivo; falta la siguiente torre, la sureste[4] y todo el tramo que recorre la calle Salinas es reconstrucción moderna; un poco más al norte, en el cruce de calle Salinas con Arte, tenemos una esquina realizada con esta secuencia de sillares; al noreste, en la muralla inmediata a la torre del Cubo, y en la cara norte de dicha torre, aunque actualmente oculta por jardineras, es claramente visible en fotos antiguas[5]; del resto de estructuras de la parte norte, tan solo es visible, también gracias a una fotografía antigua, en la parte baja de la torre del Puente Levadizo, un pequeño tramo de lo que pudo ser una hilada de acostados; en cuanto a los dos tramos de muralla situados en calle Portada y la torre central, la llamada del Homenaje, construidos en su base visible a soga y tizón, es muy posible que la hilada de acostados, siendo una calle con un gran desnivel y al igual que ocurre en la torre del Cubo, se encuentre oculta bajo el nivel de calle actual.

 Una vez definidos los segmentos de muralla que contienen la secuencia, vamos a intentar completar la forma que pudo tener la fortaleza antigua (fig.3). Para ello, vamos a comenzar con la desaparecida torre sureste. Se desconocen las dimensiones originales, pero, para este supuesto, optamos por tomar las mismas medidas de la torre situada al otro extremo, la torre Blanca; para cerrar el lateral de calle Salinas, hacemos continuar con la misma dirección sureste el tramo que forma la esquina en calle Arte/Salinas, hasta topar con la supuesta torre faltante; más hacia el norte, en calle Arte, alargamos con la misma dirección el tramo de muralla anexo a la torre del Cubo, hasta la intersección con el alargue de la esquina Arte/Salinas; parcialmente, la cara norte y completamente la oeste, de la torre del cubo, están actualmente realizadas por una reconstrucción moderna, pero el faldón de la siguiente muralla, la anexa a la torre, contiene la impronta de la intersección que tuvo con la cara oeste de la torre, por lo que es bastante sencillo completar su forma; la torre del Homenaje se queda tal y como está. Aunque la muralla que la continúa hacia la torre del Puente Levadizo es un tapial construido sobre el alzado de sillares, creemos que original[6]. De ahí que sobresalga con respecto el alzado de la muralla al otro lado de la torre. Y, para nuestro supuesto, la dibujamos con el mismo retranqueo de la anterior; las longitudes del alzado norte y este de la torre del Puente Levadizo no concuerdan con ninguna de las otras torres existentes. La zona en la que se encuentra es claramente visible que ha sufrido destrucciones y reconstrucciones (el tapial anterior o la abertura de la calle Escuela). Y sucede algo llamativo. Si equidistamos aproximadamente la distancia existente entre la torre del Cubo y la torre del Homenaje a entre la torre del Homenaje y la del Puente Levadizo, la longitud resultante de la cara norte de esta última es muy cercana a la de las otras dos torres que completan las estructuras al norte del castillo. Por lo que es posible que originalmente las tres torres fueran muy parecidas. De las estructuras al oeste del castillo se sabe muy poco, apenas son visibles, y con dificultad, algunos tramos en altura, como la llamada torre del Reloj, tan estrecha que más parece un paso de ronda, o el alzado oeste de lo que pudo ser una torre de apoyo a la seguridad del acceso de calle Carmen. Siempre se ha considerado, que la muralla al oeste transcurría haciendo unos extraños recovecos, por entre restaurantes y tiendas de suvenires, y seguramente así lo hizo en épocas recientes. Pero es también posible que, alargando la línea que forma la cara oeste de la torre del Puente Levadizo, con el mismo ángulo aproximado con el que está construida la fortaleza, llegara, en su trazado original, en línea recta, hasta su intersección con la torre suroeste, la torre Blanca. El trazado de esta línea (fig.1) coincide con la cara este (la interior) de la torre del Reloj; y con la fachada de las tiendas de la calle Ortiz de Molinillo; el acceso de calle Carmen desaparecería o quedaría al interior tras pasar la muralla, y continuaría hasta unirse con la torre Blanca de forma natural en su parte trasera. Actualmente, la torre Blanca queda extrañamente fuera de la fortaleza, con sus cuatro caras descubiertas y un estrecho pasillo como acceso a su parte superior. Por lo que quizás este acceso en S de calle Carmen se deba a alguna reforma de fecha más reciente, y la muralla oeste original tendría la forma que se puede ver en la figura 3.

 Una vez tenemos dibujado el perímetro de cómo pudo ser la fortaleza en la antigüedad, pasamos a describir las medidas.


(Fig.2).- En rojo, perímetro en cuya base son visibles la secuencia con acostados. En azul, base perimetral con sillares a soga y tizón, que pensamos pudo pertenecer a la misma secuencia helenística. En magenta, tramos que o bien pensamos que no están en la posición del original (el contiguo a la cara oeste de la torre del Homenaje, o la cara este de la del Puente Levadizo), o aunque pensamos que puede tener la dirección original, no es visible su base (la cara oeste de la torre del Puente Levadizo). 


(Fig.3).- Uniendo los puntos y alargando los faltantes, este es el resultado final de la supuesta fortaleza antigua, la que dio origen al castillo que conocemos hoy en día.


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[4] Más información sobre la torre perdida, la sureste, la pueden encontrar en la revista Cilniana, n.º 26/27, 2014-2017. En el artículo «Reflexiones sobre el origen de Marbella y el especial aparejo de su castillo», pp. 41-80,
[5] Descubiertas por Alejandro Pérez Malumbres.
[6] Son visibles algunos sillares situados detrás del tapial, desde la esquina de la rotura que abre en la calle Escuela, en el interior de la jardinera.
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2.- LAS MEDIDAS

2.1.- Obtención de medidas

 Para la realización y obtención de medidas, tanto del plano en planta del castillo como para la posterior medición de sillares, hemos utilizado distintas fuentes, pero principalmente nubes de puntos de color, realizadas con más de 2.800 fotografías tomadas en 2015, con una cámara réflex Canon EOS 750D, a una resolución de 6000 x 4000 píxel. Una vez tratadas estas fotografías con programas de creación de modelos 3D (nubes de puntos de color) tipo Agisoft, ajustamos la verticalidad de estos modelos con el programa 3ds Max (figs.26-28) con el fin de obtener ortofotos perfectas, tanto de planta como de alzado. Las ortofotos (figs.29 y 30) fueron ajustadas, comprobadas y escaladas con el programa AutoCAD, según medidas reales tomadas sobre el terreno, y otras, como planos topográficos obtenidos de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Marbella y diferentes imágenes aéreas.


2.2.- Longitudes

 En la figura 4 se puede ver el plano acotado y las superficies, tanto total como calculadas por separado, para lo que se ha estado llamando cuadro alto y bajo del castillo, aunque en realidad son partes de un todo, pertenecen a un mismo arranque constructivo y se desconoce si hubo distintos usos y/o separaciones entre uno y otro en época antigua. La fortaleza, de haber sido construida sobre una planicie, hubiera tomado una perfecta forma rectangular en su totalidad, pero al tener que sortear y al mismo tiempo utilizar la altura existente al noreste, se produce el retranqueo que diferencia la parte norte de la del sur.

 Para el acotado se ha utilizado un redondeo de 1cm, más que suficiente para una construcción de este tipo y envergadura. Una parte importante del estudio comprende la comparación de las medidas de las diferentes estructuras del castillo y nos hubiera servido incluso una precisión menor. Pero también intentaremos buscar una relación de estas distancias, con distintas unidades de medida antiguas, y necesitaremos una precisión a nivel de centímetros.

 Empezamos de nuevo por el sur, en concreto por la torre suroeste, la torre Blanca. Con un alzado oeste de 5,91 m, el sur de 6,03 m, y el este, en contacto con la muralla de la plaza de la iglesia, de 4,94 m. Vemos que tanto el oeste como el sur coinciden en una longitud aproximada de 6 m. Mientras que la diferencia, provocada posiblemente por la profundidad de la muralla, entre las caras contrarias oeste y este es de 0,97 m.

 La siguiente torre, la de La Pólvora, sobresale con respecto las murallas unos 60 cm menos que la torre recién descrita, la Blanca, teniendo una longitud sus alzados oeste y este de 4,37 y 4,32 m respectivamente. El alzado sur tiene una medida de 6,78 m. Estas medidas tan diferentes, más que no se encuentra totalmente centrada, nos hacen pensar que es posible que fuera reconstruida en otro momento y no pertenezca al impulso constructivo inicial.

 La longitud de las murallas contiguas a esta torre, la de la plaza de la iglesia y la enfrentada al colegio Bocanegra[7], poseen una longitud de 37,76 m y 39,71 m respectivamente. Una diferencia entre ellas de casi dos metros. La longitud total del frente de estructuras al sur, teniendo en cuenta la supuesta torre sureste, sería de 96,31 m.

 El este, prácticamente reconstruido en este supuesto en su totalidad, nos aportaría una medida desde la torre sureste hasta la esquina de calle Arte/Salinas de 60,27 m. Y de esta esquina hasta el comienzo de la torre del Cubo al norte, de 66,86 m. Con un total en el lado oriental, incluyendo los alzados de las torres, de 137,65 m.

 Y me van a permitir romper el orden descriptivo contrario a las agujas del reloj, para saltar al oeste de la fortaleza antes de describir el norte. Lo hacemos para estimar la precisión con que se construyeron las estructuras. El total del lado oeste, desde la torre del Puente Levadizo hasta la torre Blanca, es de 135,51 m, 2,14 m menos que el total del lado este. Esto producirá una pequeña diferencia en los ángulos de orientación de las estructuras, la cual veremos más adelante.

 En el norte, la torre del Cubo[8], con un alzado este de 4,61 m, el norte de 12,17 m, y el oeste, contiguo a la muralla, de 5,37 m; la distancia entre esta torre y la del Homenaje es de 21,07 m; la torre del Homenaje con 5,41 en su cara este, 12,10 m en la norte, y el alzado oeste al suprimir el tapial, nos ha dado una longitud de 5,36 m; lo que ocurre a continuación entre la del Homenaje y la torre del Puente Levadizo es una suposición, que comienza porque la medida de los frente norte y este de la del Puente Levadizo no se corresponde con ninguna otra medida ni de torre, ni de estructura existente; esta es de 8,55 m y 5,09 m respectivamente. Pero si llevamos la distancia existente entre la torre del Cubo y la del Homenaje (21,07 m) a entre la del Homenaje y la del Puente Levadizo, obtendríamos una longitud en su alzado norte de 11,88 m, muy cerca de los 12 m de las otras dos torres septentrionales[9]. Todo ello nos hace pensar, como hipótesis, que la dimensión de la torre actual es debida a una reconstrucción posterior.

 Las torres situadas al sur, en su alzado frontal, rondan los 6 m de longitud, mientras que las del norte se aproximan a los 12 m. Posiblemente, la duplicidad de esta medida se deba a que la parte sur está protegida por los fosos naturales de los ríos Huelo y Represa, mientras que el norte se encuentra desprotegido y con un desnivel desfavorable a la defensa de la fortaleza. Situación que favorecería sin duda la construcción de un foso artificial cubriendo el frente norte e impidiera el acercamiento a las murallas de maquinaria de asalto.

 Nota actual: En dos actuaciones arqueológicas (Requena, 2019), (Durán, 2021), ha aparecido un foso a unos 15 metros al norte del castillo. Próximamente hablaremos sobre el foso.

 
(Fig.4).- El perímetro acotado de la supuesta fortaleza antigua, y sus superficies.


(Fig.5).- Ortofoto obtenida por nube de puntos de la torre del Homenaje, situada al norte de la fortaleza. Marcado en rojo, la rotura y reparación sufrida. Actualmente, son apreciables algunas grietas. Es posible que la medida actual del alzado norte sea ligeramente mayor que la original.


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[7] En este paño de muralla hemos situado la torre faltante tal y como nos lo indican las marcas visibles de su existencia en la muralla, pero obviamente la longitud real de la original pudo variar del dato que aportamos.
[8] La longitud de la cara norte de la torre del Cubo puede variar ligeramente. Además de estar parcialmente reconstruida en las caras norte y oeste, posee en su cara este un adorno en voladizo, cubierto actualmente por una torre semicircular nazarí. En este caso hemos optado por tomar la medida excluyendo dicho adorno. Con el voladizo, la longitud aproximada es de 12,66 m.
[9] El alzado norte de la torre del Homenaje mide actualmente 12,10 m, pero es apreciable en su zona central una reparación y grietas, que nos indican que se ha abierto y sigue su tendencia a abrirse (fig. 5). Y es posible que de esos 10 cm que le sobran algunos pertenezcan a los que faltan para llegar a 12 a la torre del Puente Levadizo.
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2.3.- Conversiones

 Vamos a intentar encontrar una relación entre las longitudes descritas anteriormente y las unidades de medidas usadas en la antigüedad. Al acometer este estudio comenzamos haciendo las conversiones con las unidades de medida antigua conocidas y usando solo estas. Pero más tarde pensamos que, para evitar dudas y comprobar que no hubiera otros resultados mejores, lo adecuado era hacer las conversiones con todas las medidas de entre 0,26 m hasta 0,70 m, incluso con algunas mayores, con el fin de descubrir qué cifra o cifras son las más cercanas a las que probablemente se usaron para el replanteo del edificio, sin estar atados a medidas definidas. De las unidades de medida antigua, salvo posiblemente las romanas y bizantinas, de las que gracias a que se han encontrado diversas reglas, miliarios y documentación diversa, parece haber un consenso en ellas; sobre el resto existen muchas dudas a la hora de definir una medida exacta. De por ejemplo, el pie griego, en el cual después se basaron otras culturas para la creación de su norma métrica, hay multitud de versiones, no llegando en ningún caso a poder obtener una sola medida exacta[10]. Aun así, una vez obtenidos los resultados positivos del rango entre 0,26 m hasta 0,70 m, usaremos como posibles bases a tener en cuenta las siguientes unidades de medida. El codo púnico[11], aunque el más usado en el norte de África es de 0,52 m, este oscila entre 0,50 m a 0,55 m, siendo el de 0,55 m el usado en las obras realizadas durante la presencia Bárcida en la Península[12]. El pie griego (usaremos el de 0,32 m). El pie romano[13], de 0,30 m. El pie bizantino[14], de 0,31 m. Del Al-Ándalus[15], el codo común, de 0,42 m; codo mamuni, de 0,47 m; el codo nassasi, de 30 dedos (0,52 m); el codo nassasi oficial, de 0,56 m.

 Para la división de las medidas de la fortaleza antigua con el segmento de distancias entre 0,26 m a 0,70 m, hemos utilizado la cifra entera y la media (lo que sería codo y 1/2 codo; pie y 1/2 pie) tomando como buena la más cercana[16]. Y hemos calculado la diferencia en centímetros (error) de estas, con cada una de las cifras redondeadas. Hemos optado por dar como coincidencias exactas las diferencias de 1 cm.

 El mejor resultado es el obtenido con la medida de 0,54 m[17]. En la tabla de la figura 6 se puede comprobar cómo la distancia de 0,54 m tiene 6 coincidencias exactas; 11 resultados con un error menor a 5 cm (incluido); y 3 resultados con entre 8 y 9 cm de error; siendo además, como es con 54 cm, mayor que las otras medidas que la continúan como posibles, tan solo hemos tenido que calcular la diferencia con la 1/2 medida en 4 ocasiones; en el promedio de error es el mejor dato, con 3,20 cm de media; y obtiene también la menor suma de centímetros de error de todas las calculadas, con tan solo 64 cm. Este primer puesto en el promedio de error y en la menor suma de error, nos hace adjudicarle a la 0,54 m, como la posible mejor medida utilizada para el replanteo del castillo. Aunque le sigue muy de cerca la siguiente.

 La conversión a 0,31 m (fig.7) nos ha aportado el segundo mejor resultado. Con 5 coincidencias exactas (una menos que la de 0,54 m) aunque dos de ellas han sido calculadas teniendo en cuenta la 1/2 medida; tiene 10 resultados por debajo de los 4 cm de error (incluido); 5 por entre 6 y 10 cm, siendo 10 cm la mayor de las diferencias; hemos utilizado en 4 ocasiones la 1/2 medida; el promedio de error es el segundo mejor con 3,60 cm de media; y la suma de centímetros de error es también la segunda mejor con 72 cm, tan solo 8 cm más que la obtenida con 0,54 m. Todo lo cual nos sitúa la medida de 0,31 m como la segunda mejor en los resultados obtenidos.


(Fig.6).- Conversión de las medidas del perímetro de la fortaleza al posible codo púnico de 0,54 m, que obtiene el mejor resultado de todas las calculadas. 


(Fig.7).- Conversión de las medidas del perímetro de la fortaleza al pie bizantino de 0,31 m, la segunda mejor de las opciones.


 La tabla de la conversión a 0,32 m[18] (fig.8) tiene 4 coincidencias exactas (dos menos que la de 0,54 m); y hemos usado la 1/2 medida en 5 ocasiones (una más que la 0,54 m, aun siendo esta mayor); tiene 17 resultados menor o igual a 6 cm, y tan solo una de 7, 8 y 11 cm, siendo la de 11 cm la mayor de las diferencias; es la que tercer mejor promedio de error obtiene con 4,15 cm; siendo también la tercera en la suma de errores obtenidos con 83 cm.

 Continuamos con la de 0,30 m (fig.9), con la cual hemos obtenido el cuarto mejor puesto. Tiene 3 coincidencias exactas, la mitad que la anterior de 0,54 m, y una de ellas es habiendo tenido en cuenta la 1/2 medida; tiene 11 resultados de error por debajo de 5 cm (incluido); 5 errores entre 6 y 10 cm; y 1 error de 11 cm; se ha calculado la diferencia con la 1/2 medida en 6 ocasiones, la que más, aun siendo con 30 cm la menor de las medidas que mejor resultado han obtenido; en cuanto al promedio de error, es el cuarto mejor con 4,30 cm de media; y la suma de centímetros de error también lo sitúa en cuarta posición, con 86 cm.


(Fig.8).- Conversión de las medidas del perímetro de la fortaleza al posible pie griego de 0,32 m.


(Fig.9).- Tabla de la conversión de las medidas del perímetro de la fortaleza al posible pie romano de 0,30 m. El resultado lo sitúa en un cuarto lugar. 
 

 En las figuras 10 y 11 encontrarán, respectivamente, tabla con el promedio de error en centímetros de entre las longitudes del perímetro de la fortaleza y las cuatro medidas recién descritas, y la tabla con la suma de todas las diferencias de error en centímetros. La intención de estas dos tablas es conocer cuál de las medidas tiene un menor promedio de error y una menor suma de centímetros de error. Y encontrar así la que más se acerque, la que mejor divide las longitudes del castillo antiguo.


(Fig.10).- Promedio de error, en centímetros, en la conversión de las medidas del castillo a las medidas que mejor resultado han obtenido.


(Fig.11).- Suma de las diferencias, en centímetros, en la conversión de las longitudes del castillo a diferentes unidades medida.


 La de 0,54 m bien pudo ser un codo púnico, el cual oscila, como decíamos anteriormente, entre 0,5 m a 0,55 m. O también pudo ser un codo nassasi de 0,52 m o 0,56 m. Aunque, curiosamente, tanto el resto de los posibles codos púnicos (figs. 12, 13 y 14) como los codos andalusíes (figs.15 y 16) obtienen malísimos resultados, quedando muy lejos de ser tenidos en cuenta por sí mismos. Pero, al ser longitudes tan cercanas a los 54 cm, no pueden ser descartados. La medida de 0,32 m se puede corresponder a un pie griego, y las de 0,31 m y 0,30 m, a pies bizantino y romano, respectivamente.


(Fig.12).- Tablas con la conversión a las medidas del codo púnico de entre 0,55 m al 0,53 m. Estando tan solo a 1 cm de la que mejor resultado ha obtenido, 0,54 m, el resultado es sustancialmente mucho más desfavorable.


(Fig.13).- Tablas con la conversión a las medidas del codo púnico de entre 0,52 m a 0,50 m.


(Fig.14).- Tablas con el promedio de error y la suma de errores en centímetros de los distintos posibles codos púnicos. Se ve una clara diferencia entre el pie de 0,54 m y el resto, más del doble de error en el mejor de los casos.


(Fig.15).- Conversión de medidas del perímetro a los codos andalusíes común y mamuni.


(Fig.16).- Conversión de medidas a los codos nassasi de 30 dedos y nassasi oficial. Al igual que ocurre con las medidas de los codos cercanos a 0,54 m, el resultado obtenido no es bueno.


 El cálculo para el pygme griego 0,36 m (18 daktyloi), que es además coincidente con 2/3 del posible codo púnico de 0,54 m, ha obtenido un resultado que lo sitúa en la quinta posición, con un promedio de error de 4,95 cm, y una suma total de errores de 99 cm; el palmipes[19] romano de 0,37 m, y el codo romano de 0,44 m, muy cerca el uno del otro, ocuparían la sexta y séptima posición, con aproximadamente un promedio de error de 6 cm, y una suma de errores de 120 cm; mientras que el paso y doble paso romano[20] de 0,74 m y 1.48 m, respectivamente, obtienen muy malos resultados y no deben ser tenidos en cuenta.

 Así pues, el orden de las distancias mejor divisoras de las medidas del castillo sería: 0,54 m, 0,31 m, 0,32 m, 0,30 m, 0,36 m, 0,37 m. El resto, de entre 0,26 y 0,70 m, no son dignas de mención, dando unos resultados, tanto en promedio como en suma de errores, muy por encima de estas seis. Doblando y triplicando el número de errores, incluso en medidas tan cercanas como un centímetro arriba o abajo de las antes mencionadas.


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[10] Wilson, 2000.
[11] Prados, 2007, p. 31.
[12] El de 0,55 m, el gran codo cartaginés, es el que, por ejemplo, se encuentra en el ancho de los muros principales de la bodega púnica de la sierra de San Cristóbal. Aunque en pocas ocasiones, también se usa en algunos muros el de 0,50 m (Ruiz, 2018, p. 72).
[13] Aunque tanto el pie romano como el griego, usado en la península, es de 0,296 m (Adam, 2002, p. 43; Calvo, 2006, p. 38). El pie griego (16 daktyloi), del que después se derivan las diversas medidas de la antigüedad, varia de entre 0,296 m, hasta 0,327 m (Panchenko, 2016, p. 187; y Wilson, 2000).
[14] En concreto, de 0,312 m (Kazhdan, 1991, p. 1325). Aunque nuestro redondeo nos lleva a solo dos cifras decimales, 0,31 m.
[15] Vallvé, 2005, p. 125.
[16] Hemos tenido en cuenta la conversión a medios codos o medios pies cuando el resultado se encuentra entre 0,4 y 0,6, ambos incluidos. Los más lejanos a estos pensamos que deben ser tenidos en cuenta como error.
[17] Un posible codo púnico de 27 daktyloi de 2 cm.
[18] Un posible pie griego de 16 daktyloi de 2 cm.
[19] Adam, 2002, p. 43.
[20] Ibídem.
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2.4.- Superficies

 La superficie total de esta supuesta fortaleza antigua es de 11.210 m2, con un perímetro de 509 m. Si tenemos en cuenta la vieja costumbre de dividir el edificio en dos partes, cuadro alto y cuadro bajo, obtenemos unas cifras bastante parecidas entre ellas. El cuadro alto algo menor, con 5.276 m2 y un perímetro de 319 m, y el cuadro bajo con un área de 5.915 m2 y un perímetro de 345 m. Una diferencia de 639 m2 entre uno y otro.


2.5.- Ángulos

 Para el cálculo de los diferentes ángulos del castillo hemos optado por grados sexagesimales. Y para una mejor comprensión, el origen de los ángulos no es un punto 0 grados al este, sino que están realizados con respecto al eje más próximo (fig.17).

 Al sur, las estructuras presentan un ángulo aproximado de 18 grados. En los laterales oriental y occidental varía ligeramente, adquiriendo un ángulo de 19 grados. Hasta llegar al norte, en el que las murallas y torres poseen un ángulo aproximado de 20 grados. Una diferencia de 2 grados entre el norte y sur, en una estructura de estas dimensiones, realizada con sillares y teniendo que sortear un gran desnivel en la esquina noreste, pensamos que es de una gran precisión. Ese error de 2 grados es el culpable de que el lateral oeste tenga una longitud 2,14 m menor que el lateral este.

 Todo parece confirmar que fue realizado en un mismo impulso constructivo. Creemos que se comenzó a construir por el sur, muy posiblemente por la torre Blanca al suroeste, replanteando con 18 grados[21], y el error se produjo en la zona norte, al tener que posarse sobre la peña visible desde calle Arte. Aunque bien pudo ser al contrario.


(Fig.17).- Ángulos del perímetro. Al sur, 18 grados; al este y oeste tiende a 19 grados, llegando a girar en el norte hasta los 20 grados.


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[21] Pensamos que es un número de grados más funcional, al ser 1/5 de 90 grados, o la división de una circunferencia en 20 partes. Sin embargo, los 20 grados no dividen exactamente 1/4 de circunferencia, aunque sí divide la circunferencia entera en 18 partes.
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3.- LAS MEDIDAS DE LOS SILLARES

 Hemos medido aproximadamente 550 sillares al sur del castillo sobre fotogrametrías. La intención hubiera sido poder comparar las medidas de todas las zonas donde existe la secuencia helenística, pero al este[22], que hubiera sido otro punto de medición, se encuentran muy tapados por mortero de restauraciones (destrucciones) actuales, hasta tal punto, que es casi imposible reconocer las distintas formas, lo cual nos impide realizar una medición fiable sobre ellos. Al oeste, la base de las murallas está oculta. Y al norte, de haberlas, no son visibles actualmente las hiladas de acostados. Por todo ello, la medición se ha realizado: en los tres alzados visibles de la base de la torre Blanca; en el zócalo de la plaza de la iglesia, que es un saliente de sillares de 2,65 metros de altura y que contiene intercalada una hilera de acostados; la torre de la Pólvora no contiene sillares visibles de esta secuencia por lo que no se han medido; y del tramo de muralla frente al colegio Bocanegra, hemos medido por separado las cuatro primeras filas de su base, del resto de hiladas de sillares, hasta el máximo de la altura actual. La intención al separarlas, es comparar las medidas de las piezas de este tramo de muralla con las de la base de la plaza de la Iglesia, para conocer si pertenecen al mismo impulso constructivo.

 Los sillares se encuentran en un pésimo estado, están muy deteriorados (fig.18). El paso del tiempo, la erosión, viviendas que estuvieron adosadas o restauraciones que intentan recrear lo que hubo pero no se sabe cierto, hacen que el tomar medidas sobre ellos sea un trabajo complicado. Las piedras están tan erosionadas que han retrocedido en muchos casos, y, en muy pocas ocasiones conservan intacto algún lado de lo que fue su cara vista. Para las mediciones hemos usado por norma la medida mayor, intentando comparar con los sillares contiguos, y en muchos casos llevando la medida hasta la mitad de lo que fue la junta, hoy en día un gran hueco entre sillares. Hemos medido por separado cada zona y dentro de cada una de ellas por el tipo de colocación de los sillares, a soga, a tizón y los acostados. Y este es el resumen.



(Fig.18).- Ejemplo del estado deteriorado en que se encuentran los sillares


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[22] La secuencia de sillares a soga y tizón con hilada de menor altura se distingue perfectamente en esta parte oriental del castillo gracias a fotos antiguas (Moreno, 2017, págs. 56-58).
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3.1.- Torre Blanca y muralla en la plaza de la Iglesia

 Comenzamos por las hiladas de los característicos acostados. La mayor altura de estos sillares la encontramos en la torre Blanca, llegando en tres ocasiones a los 40 cm, siendo la menor de las alturas medidas 34 cm, obtenida en siete ocasiones en la muralla de la plaza de la Iglesia. La altura promedio es de 36 cm[23]. Para el cálculo de la anchura promedio hemos descartado varios sillares rotos o que hacen esquina, que podrían desvirtuar el dato, que en este caso nos ha resultado de 98,5 cm. El rango de anchura de los que sí hemos tenido en cuenta va desde los 85 cm hasta los 116 cm; repitiéndose el rango de entre 90-100 cm en 8 ocasiones; el rango entre 100-110 cm en 7 ocasiones; y 116 cm, 112 cm, 88 cm, 87 cm, y 85 cm solo una vez. De un total de 33 sillares medidos.

 Continuamos con los sillares a soga. De nuevo el sillar de mayor altura lo encontramos en la cara oeste de la torre blanca, en su base, de 67 cm. La media de altura de los medidos es de 57,8 cm; repitiéndose el rango[24] entre 53-56 cm en 25 ocasiones; y entre 58-60 cm en 26 ocasiones; y se repite dos veces la altura de 64 cm. El ancho es muy variado, con un promedio de 106 cm, va desde la excepcionalidad de 168 cm hasta los 82 cm de otro, siendo muy difícil obtener nada en claro con tan diferentes medidas en su anchura[25].

 El alto de los sillares a tizón de esta misma zona se comporta aproximadamente igual que el alto de los a soga. Con un promedio de 57.7 cm; se repite el rango entre 52-56 cm en 13 ocasiones; y el 57-62 en 29 ocasiones. Con el ancho de los a tizón, en menor medida, pero también se repite la misma irregularidad que en el ancho de los sogas, variando estos en un rango desde los 56 cm hasta los 32 cm, con un promedio de 43 cm.

 Existe otro grupo de veinte sillares en la parte central de la muralla, que hemos querido tener en cuenta por separado. Están colocados a soga pero carecen de tizones anexos. El alto de estos sillares, los mejor conservados del paño, va desde los 57 cm hasta los 63 cm, repetidos solo una vez cada uno, con un promedio de 59 cm de altura[26], siendo los más repetidos 58 cm en 8 ocasiones y 60 cm en 7 ocasiones. Medidas muy cercanas a dos pies griegos/romanos de 29,6 cm. Con el ancho de estos sillares ocurre igual que el resto de sogas de la muralla, van desde la excepcionalidad de los 198 cm de uno, hasta los 38 cm de otro (seguramente partido). El promedio de su anchura, quitando los sogas extremadamente estrechos, es de 116 cm.


3.2.- Muralla frente al colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra

 Pasamos a la muralla frente al colegio Bocanegra. En esta, como hemos hablado en diversas ocasiones, no existe la hilada de sillares acostados. Pero en nuestra percepción visual notábamos que es el mismo tipo de piedra; que están igualmente colocados a soga y tizón y que son aproximadamente del mismo tamaño que los del zócalo en la plaza de la Iglesia. Esto nos hacía pensar que podrían pertenecer a la misma etapa constructiva helenística que nos atañe. La muralla en la plaza de la iglesia está construida sobre un pequeño desnivel que desciende al acercarse a la torre Blanca, de modo que cerca de ella encontramos que el zócalo contiene cuatro hiladas a soga y tizón, dos por encima y dos por debajo de una hilada intercalada de acostados, mientras en la parte oriental solo hay una hilada a soga y tizón por debajo de la de acostados. La altura de este zócalo es de 2,66 m aproximadamente y, si medimos las cuatro primeras hiladas a soga y tizón del paño oriental (frente al colegio), podemos comprobar que mide 36 centímetros menos, 2,30 m de altura. Por lo cual, con toda probabilidad, pertenecen al mismo arranque constructivo, y lo único que las diferencia, para ser exactamente iguales, es la hilada de acostados. Hilada esta que era usada para nivelar, cuando existía algún desnivel, y en este tramo de muralla, la situada frente el colegio Bocanegra, no existe desnivel alguno. Hemos medido por separado estas cuatro primeras hiladas y, como podremos comprobar a continuación, el tamaño medio de estos sillares es prácticamente exacto al de la muralla vecina.

 Los sillares a soga de las cuatro primeras hiladas tienen una altura promedio de 57,54 cm; hay uno con 65 cm; dos con 64 cm; se repite el rango entre 53-56 cm en 33 ocasiones; y el rango 58-62 cm en 52 ocasiones; el más pequeño tiene 50 cm de altura. La anchura, también coincidente con la anchura de los a soga de las estructuras de la plaza de la iglesia, va desde los 128 cm de uno, hasta los 73 cm de otro, obteniendo un promedio de 106 cm; y 80 sillares de los 102 sogas, medidos en estas cuatro hiladas, superan los 100 cm de ancho.

 Con los tizones, sin embargo, se reduce un poco la altura promedio con respecto a los de la muralla occidental, quedando esta en 56,45 cm. Y una anchura media que sí se reduce considerablemente, quedando en 35 cm (8 cm menos que los de la plaza de la Iglesia).

 En el resto de hiladas superiores de la muralla frente al colegio Bocanegra[27], ocurre que se reduce sustancialmente el promedio en altura[28], quedándose este en 54,3 cm; el rango entre 58-61 cm se repite 11 veces; mientras el de los menores de 57 cm en 98 ocasiones; y, en concreto, la medida exacta de 54 cm se repite en 41 ocasiones. La anchura, no obstante, es la misma que las anteriores, con un promedio de 106 cm; siendo el más ancho de 126 cm y el menor de 66 cm; y 84 de los 109 sogas medidos en estas últimas hiladas superan los 100 cm de anchura.

 Para finalizar estas mediciones de sillares, nos quedan los colocados a tizón en estas hiladas superiores. Hemos obtenido un promedio en altura de 54,4 cm, igual que los a soga. Y una media en la anchura de 34 cm, 1 cm menos que el ancho de los tizones de las cuatro hiladas inferiores.


3.3.- Cálculo aproximado de sillares utilizados en la construcción de la fortaleza antigua

 Tenemos el perímetro total[29] de lo que pudo ser el recinto, 509 m. Tomemos por ejemplo una altura de 7,19 metros, que es el equivalente a 10 hiladas a soga y tizón, y 4 hiladas de sillares acostados. Al ser multiplicados, nos aporta un dato de 3.660 m2 de superficie vertical del total de murallas y torres. Un sillar a soga promedio, 57,5 cm x 106 cm, tiene una superficie de 0,6095 m2. Un sillar a tizón promedio, 57,5 cm x 40 cm, tiene una de 0,23 m2. Un sillar acostado promedia los 36 cm x 98,5 cm, lo que da una superficie de 0,3546 m2. De todo esto nos resulta que se necesitarían aproximadamente 3.486 sillares a soga, otros tantos a tizón, y 2.067 sillares acostados. Aproximadamente 9.039 sillares en total, para una altura de murallas, como decíamos, de 7,19 metros.

 Esta cifra se reduce considerablemente si, como ocurre con las murallas púnicas[30] o bizantinas[31], era usual construir un zócalo de mampostería o sillares y, sobre él, se completaba la altura de la muralla con una estructura de adobe. En nuestro caso, tenemos en la plaza de la Iglesia un zócalo[32] de unos 2,66 m de altura con la secuencia helenística perfectamente definida. Que presuponiendo su existencia en todo el perímetro de la fortaleza antigua, teniendo en cuenta una sola hilada de acostados entremedias de las cuatro a soga y tizón, y realizando los mismos cálculos anteriormente descritos, nos aporta un dato de unos 1.395 sillares a soga, 1.395 sillares a tizón y unos 517 sillares acostados. En total, un zócalo que pudo recorrer todo el perímetro con aproximadamente 3.307 sillares.


(Fig.19).-Numeración de los sillares, codificados por colores, de un sector de la muralla en la plaza de la Iglesia. El zócalo medido, a la izquierda, debido a la pendiente existente, está formado por cuatro hiladas a soga (verde) y tizón (cian), e intercalada, con la numeración de color amarillo, una hilada de acostados (con una altura de 36 cm = 1 pygme = 2/3 del codo púnico de 54 cm). Es el mejor ejemplo actualmente visible de la secuencia helenística.


(Fig.20).- Sector de la muralla frente al colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra, con los sillares numerados y codificados a color según el tipo. Asimismo, hemos diferenciado las cuatro primeras hiladas (al ser iguales que las hiladas a soga y tizón del zócalo en la plaza de la Iglesia) del resto de hiladas en altura, llegando a tener este paño hasta doce hiladas vistas. Es fácilmente apreciable que, aunque el nivel de calle actual tiende a descender hacia la derecha, al alejarse de la torre de la Pólvora, si nos fijamos en la línea donde termina la cimentación y comienza la primera hilada de sillares, esta es perfectamente horizontal y nivelada. Al no existir desnivel, no fue necesaria la hilada de acostados como base de nivelación.


(Fig.21).- Arriba, dibujados los sillares de la base de la muralla en la plaza de la Iglesia, diferenciando con colores el tipo. Abajo, intentamos darle forma rectilínea a las llagas entre sillares con el fin de comprobar su continuidad. Y, como es fácilmente apreciable, no existe esa continuidad en las alturas de las hiladas, estando estas formadas con sillares de diferentes alturas y necesitando varios engatillados.


(Fig.22).- Arriba, dibujados los sillares en su estado actual frente al colegio Bocanegra. Diferenciando en azul la restauración moderna; en verde claro los a soga, y en verde más oscuro, los a tizón. Abajo, el intento de dibujar las juntas entre sillares rectilíneamente. A la izquierda, en los sillares más cercanos a la torre de la Pólvora, se aprecia un gran desorden en sus piezas, posiblemente provocado por la reconstrucción de esa zona y de la misma torre, en una época más temprana, puede que islámica. Pero, en cuanto nos alejamos hacia la derecha, vemos que, aunque con mucha más homogeneidad, las líneas de juntas horizontales tampoco son del todo continuas, siendo esto provocado por la utilización de sillares de distinta altura en la misma hilada.


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[23] El pygme griego formado por 18 daktyloi tenía una medida de 36 cm, igual que la altura media de los sillares acostados medidos. A su vez, también coincide exactamente con 2/3 del codo púnico de 54 cm (27 daktyloi). Aunque también es cercana a los 37 cm de los palmipes romanos.
[24] Con los rangos de entre 53-56 cm y 58-60 cm intentamos buscar correspondencias con el codo púnico y el pie romano (dos pies en este último caso).
[25] Aunque la distancia promedio de la anchura es muy cercana a dos veces 0,54 m, 108 cm ¿quizás dos codos púnicos? Pero por su gran diversidad no creemos que pueda ser tenido en cuenta este dato.
[26] Los 59 cm de altura, muy próximos a dos pies romanos, más la colocación solo a soga, sin tizones, propia del opus quadratum romano, nos hace pensar que ese grupo de sillares puedan pertenecer a algún tipo de construcción de esa época. Muy distinta colocación de los a soga y tizón vistos en el total del castillo, más propios de etapas helenísticas o tardo antiguas (Adam, 2002, pp. 119-120).
[27] Parcialmente porque no ocupan todo el ancho, pero llegan a ser hasta 8 hiladas sobre las 4 anteriormente descritas.
[28] La altura de los sillares baja sustancialmente, algo normal y lógico en construcción; los más grandes y pesados se instalan en las partes bajas, proporcionando una buena base, y los más pequeños y ligeros arriba, al ser más fáciles de elevar y colocar.
[29] Teniendo solo en cuenta el perímetro exterior, sin contar la supuesta separación interna que no sabemos si existió.
[30] Por ejemplo en la muralla púnica de Cartagena (Bendala, 2003, p. 148).
[31] En viviendas del barrio bizantino de Cartagena, Cartago o Leptis Magna, era usual construir con un zócalo de mampostería y, sobre él, hasta la altura máxima, con un muro de adobe (Vizcaíno, 2007, p. 382). En las murallas bizantinas de la península lo habitual es realizarlas con material reutilizado formando algo parecido a un opus africanum (Vizcaíno, 2007, pp. 405-406). Pero la construcción bizantina se caracteriza principalmente por el uso del material al alcance de la mano. Y cuando no podían contar con material pétreo, levantaban gruesos muros de adobe (Siano, 2013, p. 37).
[32] En la parte más alta del zócalo existe un claro retranqueo, que puede llegar a ser de entre 10-15 cm, sobre el que se apoyan las hiladas superiores de sillares (estos sillares se encuentran en un pésimo estado y cubiertos por una restauración actual).
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4.- CONCLUSIONES

 Los números son números. Y la interpretación de ellos a veces puede ser venenosa. Por eso, hemos intentado expresar en este trabajo los números tal y como son, tal y como han salido. ¿Son definitivos a la hora de concluir? Pensamos que no, siempre tendrán que ir apoyados por buena arqueología para ser definitivos. Pero sí que pueden, por una cuestión de probabilidad estadística, ayudar a acotar el que pudo ser y el que no.

 Hemos intentado dibujar de forma lógica cómo pudo ser el perímetro de la fortaleza antigua, completando para ello los tramos faltantes, de donde sí sabemos que hubo la secuencia de sillares que define la base del castillo. El resultado es un edificio rectangular de 1,12 ha, que, pensamos, fue construido de una sola vez y, pese al desnivel existente, con bastante precisión en sus medidas. Con una tendencia a los 6 m en la cara frontal de las torres al sur, y del doble, 12 m en las del norte. Con apenas 2 m de diferencia entre el lateral oriental y occidental, de casi 140 m de longitud cada uno. Siendo esta diferencia de 2 m provocada por una pequeña desviación de apenas dos grados, entre la orientación de las estructuras al norte de las del sur, en concreto se orientan a 20 grados en el norte y a 18 grados en el sur.

 La conversión de medidas de la fortaleza antigua nos resulta, con una medida base, para el replanteo del perímetro del castillo marbellí, de 0,54 m. Pudo ser un codo púnico. Pero no parece haber un consenso sobre una unidad de medida exacta utilizada para dicho codo, oscilando entre los 0,50 m a los 0,55 m, lo cual imposibilita poder afirmar que lo fue. Los codos nassasi de 0,52 m y 0,56 m, , entran en el rango de medida de los posibles codo púnicos, y de distancia muy parecida al que ha obtenido el mejor resultado. pero el obtenido con ellos ha sido malo, de los peores. El pie bizantino de 0,31 m obtiene el segundo mejor resultado, con datos muy cercanos al primero. Seguido a un poco más de distancia por los 0,32 m de un posible pie griego. Y el pie romano, no estando en ningún caso en la primera posición, queda en cuarto lugar. De cualquier modo, la conversión de medidas parece apuntar, además de los 0,54 m (puede que 27 daktyloi de 2 cm) a un rango, que, liderado por 0,31 m, seguido por 0,32 m y 0,30 m, nos apunta a un posible uso del pie como unidad de replanteo del castillo, y nos lleva a un más que posible origen del castillo en etapas antiguas, que en este caso lidera el pie bizantino, sin olvidar que el mejor resultado ha sido el del codo púnico.

 La media de la altura de los sillares de la hilada de acostados, 36 cm, que proporciona la singularidad a la fábrica de sillares, coincidente con el pygme griego, nos refuerza sin duda lo ya hablado sobre un posible origen helenístico de esa especial secuencia de sillares[33], y, al coincidir con 2/3 exactos del mejor resultado obtenido en la conversión de medidas, nos refuerza la idea de que pudo ser esa medida, 0,54 m, la utilizada para el replanteo del perímetro, y que fue esa peculiar secuencia de sillares la que le dio la forma original a la fortaleza.

 También, el que exactamente existan 36 cm de diferencia entre el zócalo de la plaza de la Iglesia y las cuatro primeras hiladas frente al colegio Bocanegra, donde no existe la hilada de acostados, y siendo además iguales las medidas de los sillares a soga y tizón de los dos paramentos, nos hace presuponer, con casi total certeza, que la base de ambas murallas pertenecen al mismo impulso constructivo.

 La altura media de todas las medias de altura, de los sillares situados en la base, descritos en el presente artículo, tanto colocados a soga como a tizón, es de 57,7 cm. Pero haciendo la media de todas las alturas, incluso los desechados en el promedio anterior[34], usando en total los 515 sillares a soga y tizón medidos, se reduce un poco más, quedando la media en 56,21 cm de altura. Medida de la altura de los sillares que no aporta una coincidencia clara, quedando intermedia entre un codo púnico de 55-54 cm y dos pies griegos, romanos o bizantinos, de 59-62 cm. Por lo que, quizás, es muy posible que tengamos diferentes tipos de sillares mezclados en la misma secuencia. Es muy posible que la construcción haya sido realizada con sillares reutilizados de ambas épocas, púnica y romana, y, de ser así, estaríamos sin apenas dudas, ante una secuencia de sillares bizantina construida en el siglo VI. Fortaleza bizantina, que, aunque única en España, no es un caso exclusivo, imaginario, o de imposible ejecución. Existen numerosos ejemplos en construcciones bizantinas del norte de África[35], y un claro ejemplo de ello en Timgad[36], Argelia, donde una fabulosa fortaleza bizantina, rectangular, muy del estilo y dimensiones de la marbellí, fue construida al sur de la ciudad romana, en su totalidad, utilizando sillares arrancados de edificios de la ciudad anexa. La obtención de los aproximadamente 3.300 sillares necesarios para la construcción de nuestra fortaleza, en general muy regulares y bien escogidos, supondría la existencia previa de estructuras de las etapas púnica y/o romana, muy poco conocidas en la actualidad[37]. Aunque no es ni mucho menos descartable que estas construcciones previas hayan sido arrasadas totalmente para, precisamente, reutilizar el material. E incluso que la fortaleza haya sido construida encima de ellas, no dejando apenas rastro visible.

 Gracias a la gran coincidencia en la conversión de las medidas del perímetro de la fortaleza con el codo púnico, y a la coincidencia de la altura de la hilada de acostados con 2/3 de dicho codo, la otra opción que debe ser tenida en cuenta es que la secuencia de sillares en la base del castillo sea de construcción púnica. Y que conscientemente reprodujeran la edificación de murallas, tal y como que se hacía en la Turquía helenística[38], cuya influencia es reconocida y muy presente en la cultura, costumbres y construcciones Bárcidas[39]. El problema es que, al igual que nos ocurre con la etapa romana, no encontramos ejemplos de murallas construidas con este tipo de secuencia en edificaciones púnicas[40]. Lo cual, y al igual que ocurre con la romana, no la descarta del todo. Pero también nos impide poder confirmarla como tal. En concreto, si comparamos la fábrica de sillares del castillo de Marbella con las murallas de sillares conocidas en nuestro entorno, pertenecientes a esta etapa púnica, como en Doña Blanca (fig.23) o Carteya (fig.24), se puede comprobar a simple vista que están muy lejos de ser ni tan siquiera parecidas. Y tampoco lo es, con los tramos de muralla conocidos de Cartagena, de una mejor ejecución, construidos con sillares a soga y ligeramente almohadillados[41].



(Fig.23).- Muralla púnica de Doña Blanca. Creada por piezas de muy diferentes tamaños y formas. Talladas para su encaje a hueso y numerosos engatillados. No existe una secuencia ordenada ni usan sillares a tizón. El almohadillado es muy ligero y escaso, con la mayor parte de piezas lisas en su cara vista.


(Fig.24).- Muro púnico de sillares de la antigua ciudad de Carteia. Es fácilmente apreciable a simple vista la variedad de tamaños y formas utilizados para su construcción. Trabados a hueso, con frecuentes engatillados, y un ligero almohadillado. Algunos no lo tienen tallado y muestran su cara lisa. Existen incluso cuatro sillares que, por su pequeña altura, podrían casi considerarse una hilada de acostados, pero no tiene continuidad en la hilada. Muy alejados de la cuidada secuencia de sillares del castillo marbellí.


 El origen de la fortaleza marbellí sigue sin definirse del todo, aunque seguramente estemos más cerca. Todavía no debemos eliminar ninguna como posible. Sí que podemos afirmar con más certeza que la fábrica de sillares de la base del castillo es helenística, con todo el rango de etapas históricas que conlleva el término, y de entre estos periodos históricos que hicieron suyo los usos y costumbres de la cultura alejandrina, la que concluimos en este artículo como principal de las opciones, la que nos indican los números, las mediciones y la estadística, es la construcción por bizantinos de la secuencia de sillares de la base del castillo en el siglo VI d.C., con reutilización de sillares púnicos y romanos[42]. Creando como consecuencia la forma de la fortaleza, el perímetro, usando para ello una medida para el replanteo de un pie de 0,31 m (recordemos que obtuvo el segundo mejor resultado en la conversión de las medidas de las estructuras del castillo). Y, aunque remota, pero no puede ser descartada, la opción del levantamiento de la base de sillares por bizantinos, sobre un perímetro anterior de época púnica, siglo III a.C., habiendo sido utilizado para ese perímetro un codo de 0,54 m[43].

 El que pensemos que la secuencia de sillares en la base del castillo pertenezca a la etapa bizantina no se debe solo a la posibilidad de encontrarnos ante sillares púnicos y romanos reutilizados, sino también, como hemos repetido en alguna ocasión, porque los únicos ejemplos encontrados de la especial secuencia, además de los originales helenísticos, vistos en Turquía, pertenecen a la época bizantina. Uno de esos ejemplos es la iglesia de San Juan Bautista (fig.25), la central de las tres iglesias en Gerasa, Jordania, construida en el 530 por los bizantinos. Y aunque no son murallas de una fortaleza, su fábrica es sin duda un buen ejemplo de la misma secuencia de sillares que se encuentra en la base del castillo marbellí.


(Fig.25).- Parte central de la iglesia de San Juan Bautista, la central de las tres iglesias construidas por los bizantinos en el 530 sobre la ciudad romana de Gerasa, en Jordania. Muy parecida a la secuencia de sillares que da forma al castillo marbellí, consta de dos hiladas a soga y tizón, sobre ella, una de menor altura o acostados, una hilada más a soga y tizón, y, sobre ella, otra menor altura. No son muchos los ejemplos que se pueden encontrar de esta especial secuencia. Y, descartando los originales de la Turquía helenística, tan solo se pueden ver en el periodo imperial expansionista de Justiniano.


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[33] Moreno, 2017.
[34] Sin tener tampoco en cuenta en este caso la altura de los acostados que desvirtuaría el resultado.
[35] Moreno, 2017.
[36] Lassus, 1981.
[37] La etapa prerromana solo la conocemos por la aparición esporádica en intervenciones arqueológicas, de material procedente de esta época. El periodo romano es mejor conocido, no solo por la aparición de cerámicas y/o material de construcción en casi cualquier intervención del casco antiguo de Marbella, sino también por la aparición de diversas planchas de opus signinum (suelos, canalizaciones, incluso un posible castellum aquae) en el interior del castillo. Aunque se desconoce todavía el tipo y dimensión del asentamiento romano (Moreno, 2017), nosotros optamos por que pudo ser una gran villa, una más de las numerosas repartidas por la costa, o incluso una pequeña población.
[38] Aunque estas murallas turcas sí que eran impecables en su construcción y perfectamente homogéneas en las medidas de todos y cada uno de los sillares (Moreno, 2017).
[39] Bendala, 2003.
[40] Una característica propia en este tipo de edificaciones púnicas es el uso de casamatas adosadas a las murallas. En 1998 se realizó una intervención de urgencia (Fernández et al., 1998), con un sondeo en la parte alta, de entre la torre de la Pólvora y la muralla frente al colegio Bocanegra. En ella, descubrieron un doble paramento interior, describen que separado unos 2 m al norte de la muralla exterior. Aunque solo pudieron visualizar las dos hiladas de sillares más altas de dicho muro interior, alcanzando una profundidad el sondeo de unos 3 m. En el informe apuntan la posibilidad de que formara parte del paso de ronda, soportando este paramento desde época cristiana, una estructura para el acople de una pieza de artillería. En este mismo sondeo, en el relleno, se encontró cerámica fenicia de finales del siglo VI a. C. aunque la consideran desubicada. Si esa doble muralla formó parte de casamatas adosadas a la muralla exterior, no lo sabemos.
[41] Respecto al almohadillado, se puede pensar que, debido al pésimo estado de los sillares en Marbella, con una gran erosión en su cara vista, este hubiera desaparecido. Y aunque existen un par de hiladas de almohadillados bajo el nivel de suelo de plaza de la Iglesia, de los cuales se podría concluir que al estar enterrados no han sufrido la erosión y poseen todavía el característico bisel, existen otros sillares, también utilizados como cimentación, bajo tierra, que son totalmente lisos en su cara frontal (Fernández, 1998, p. 610), por lo que pensamos que no se puede afirmar que los sillares utilizados en la secuencia helenística tuvieran algún tipo de almohadillado en sus lados.
[42] Tal y como nos ha aportado las diferentes alturas en la medición de sillares.
[43] Siendo la de mayor coincidencia con las medidas del perímetro del castillo.
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(Fig.26).- Nube de puntos de color, una vez ajustada la verticalidad en un programa de tratamiento 3D, que nos permite la visualización y el renderizado del modelo en planta (recuadro superior izquierdo) de diferentes alzados, e incluso en perspectiva (recuadro inferior derecho). En este caso, se corresponden con las estructuras situadas al sur de la fortaleza.


(fig.27).- Nube de puntos de color del norte de la fortaleza.


(Fig.28).- Nube de puntos de color del castillo en calle Arte. Muy deteriorado en la peña debido al arbolado que impedía su visión.


(Fig.29).- Ortofoto del alzado de la puerta del Carmen y el alzado oeste de la torre Blanca.


(Fig.30).- Ortofoto en planta del mismo modelo 3D de la imagen anterior.



Daniel Moreno


5.- BIBLIOGRAFÍA

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ESTUDIO SOBRE LA VIA ROMANA ENTRE MALACA-GADES Y UNA POSIBLE DIVISION TERRITORIAL DE LA COSTA PARA LAS VILLAS MARITIMAS

Daniel Moreno Fernández RESUMEN  Comparamos las longitudes de la carretera construida a principios del siglo pasado entre Málaga y Cádiz, co...